
1967-2006
"Estoy muy solo y triste acá en este mundo abandonado..." fueron las primeras palabras del Rock Nacional. La voz de Litto Nebbia pintaba un estado de ánimo. Su banda, Los Gatos, acompañaba el nacimiento de una certeza: los jóvenes podían expresar en su idioma aquello que sentían, lejos de los estribillos pegadizos e inocentes que cantaban Palito Ortega y sus compañeros. Corría junio de 1967. "La balsa", grabado en un simple junto a "Ayer nomás", vendía 200 mil copias. Meses antes Los Beatniks habían grabado "Rebelde", aunque con menor trascendencia comercial. Se abría la puerta para todo lo que vendría después. Desde Los Gatos a Babasónicos, el Rock Nacional nunca definió a una corriente musical homogénea, y mucho menos a un nivel artístico parejo. Alude a un fenómeno cultural mayoritariamente juvenil, definido por una actitud y un mensaje opuestos al establecido por la sociedad.
Tanguito, Miguel Abuelo, Moris, Pajarito Zaguri, Pipo Lernoud y hasta el mismo Sandro eran los protagonistas de la historia que surgía. Sus lugares de reunión eran pocos: El bar La Perla del Once, Plaza Francia, La Cueva. De estos ambientes fueron naciendo Los Gatos, Manal y Almendra, bandas que, con búsquedas distintas, conformaron la primera trilogía importante del Rock Nacional. Almendra, con Luis Alberto Spinetta como líder, llenaba las melodías de poesía, como con "Tema de Pototo", o el clásico "Muchacha, ojos de papel". En 1968 Miguel Abuelo y Pipo Lernoud armaron la primera formación de Los Abuelos de la Nada, banda a la que se sumaría Norberto Napolitano, más conocido como Pappo. Miguel Cantilo y Jorge Durietz idearon el dúo Pedro y Pablo y editaron el simple "Yo vivo en una ciudad". Se creó el sello Mandioca, el primero dedicado al Rock Nacional. Algunos ya veían que esta música podía ser un buen negocio.
Desde Quilmes surgía Vox Dei, banda que en 1971 grabó el primer disco conceptual: "La Biblia". La onda expansiva avanzaba, y nuevos grupos y estilos subían a escena. Entre ellos, Arco Iris, Alma y Vida y La Cofradía de la Flor Solar, artistas de La Plata que intentaron una forma de vida comunitaria. En una vertiente más dura y contestataria, surgió Billy Bond y la Pesada del Rock. En 1972 se produjeron incidentes en un recital de esta banda en el Luna Park. El rock, mirado de reojo por la sociedad que no soportaba a esos "extraños de pelo largo", no tardaría en ser perseguido por la censura y la represión. En ese marco nació Sui Generis, dúo formado por Nito Mestre y uno de los próceres del Rock Nacional: Charly García. Los jóvenes se vieron identificados en sus letras, que hablaban de las incomprensiones y prejuicios de la sociedad. Con su música ampliaron los horizontes, dando inicio a un estilo definido como rock acústico. Ya no eran necesarios los instrumentos eléctricos para transmitir el mensaje rockero. Vivencia, con letras emotivas, y Pastoral, con el muy personal estilo de Miguel Angel Erausquin y Alejandro de Michele, siguieron esta senda. Se organizó El Acusticazo, una serie de recitales con León Gieco, Raúl Porchetto, Litto Nebbia y Edelmiro Molinari, entre otros. De estos conciertos salió el primer disco de Rock Nacional grabado en vivo.
El 24 de marzo de 1976 un Golpe de Estado dio inicio al período más oscuro y sangriento de la historia argentina. Los músicos de rock, considerados "subversivos", sufrieron los embates de la dictadura militar. Muchos se vieron obligados a irse del país. Otros buscaron resistir e insistir con su arte. Ser joven era ser "sospechoso", estar asociado a "cosas raras". Para muestra basta un botón: en noviembre de 1977, el almirante Emilio Massera dio un discurso en la Universidad del Salvador, e instó a no seguir el ejemplo de los jóvenes "que se inician en el rock y derivan en la guerrilla". Escuchar rock o asistir a los pocos recitales que se hacían era un símbolo de resistencia. Para los jóvenes, la música era casi una excusa para forjar su identidad, su grupo de pertenencia. León Gieco, rockero con raíces folclóricas, fue un baluarte importante en este período. Sus canciones eran censuradas por los grandes medios, pero no podían evitar que el público siguiera sus presentaciones.
El genio de Charly García hizo un aporte fundamental, acompañado por excelentes músicos. Con David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro formó Serú Girán, banda que muchos definieron como "Los Beatles argentinos". Sus letras lograron gambetear la censura del terrorismo de Estado. Con sutileza, energía e ingenio, las canciones de Serú se convirtieron en himnos para la juventud. Pappo fundó el grupo Riff, con un perfil de rock más pesado que Pappo's Blues, su anterior banda. En La Plata nacía Virus, una expresión new wave de los hermanos Federico y Marcelo Moura. En Mendoza debutaban Los Enanitos Verdes. Otros protagonistas de esos años que pisaban los '80 eran Spinetta Jade, Suéter, Dulces 16, Ariel Prat y su Banda Elástica, Rubén Rada, Alejandro del Prado y Solopororó, liderado por Alejandro Lerner. Había música para todos los gustos en los circuitos de bares y recitales, pero las radios le daban la espalda. Hasta que una locura militar le abrió una puerta inesperada al Rock Nacional.
La Guerra de Malvinas de 1982 trajo consigo la prohibición de pasar música anglosajona por las radios. Los programadores recurrieron entonces a las grabaciones de artistas argentinos. Fue el empujón clave para que el gran público conociera a todas esas expresiones jóvenes que en su momento marginaban. El 16 de mayo de 1982 se organizó en Obras Sanitarias el Festival de la Solidaridad Latinoamericana, para juntar ropa y alimentos para los soldados que combatían en Malvinas. Más de 60 mil personas estuvieron en el estadio, y muchos más siguieron las transmisión en vivo del concierto de Gieco, Spinetta, Mestre, Rada, García y Lebón (estos dos últimos ya habían desarmado Serú Girán en marzo), entre otros. La era de la masividad había llegado.
El fracaso en Malvinas marcó el comienzo del fin para la dictadura militar, con su consecuente apertura política e ideológica. El Rock Nacional, ya instalado, comenzó a crecer en cantidad y calidad de bandas. Los nuevos se sumaban a los clásicos, y el panorama se amplió. De Rosario llegó Juan Carlos Baglietto con su aire trovador. En su banda estaban nada menos que Fito Páez, y otros talentos como Silvina Garré y Rubén Goldín. Los Twist, liderados por Pipo Cipollatti, fueron los iniciadores de una corriente musical fresca, divertida, con letras bailables simples y alejadas de la canción contestataria de años atrás. Miguel Abuelo volvió al país y rearmó Los Abuelos de la Nada, esta vez con Andrés Calamaro, Daniel Melingo, Cachorro López, Polo Corbella y Gustavo Bazterrica. Todos componían y cantaban en esa banda que se aprovechaba del pop, funk y reggae. El under tenía dos referentes importantes que con el tiempo llegaron a la cima: Sumo y Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota. Luca Prodan y el Indio Solari lideraban estas bandas que alcanzaron estatura de mito. Sus seguidores se definían como "gente del palo", y criticaban la ideología "comercial" de los grupos masivos.
Uno de los grupos más importantes del Rock Nacional grabó su primer disco en 1983. Definidos peyorativamente como "modernosos", los Soda Stereo dieron ese año su primer paso hacia el éxito. Comenzando con pop-rock para luego experimentar con otros sonidos e influencias, destrozarían las críticas y crecerían en popularidad disco tras disco.
En el año 1984 nació el éxito para GIT, un trío formado por Pablo Guyot, Willy Iturri y Alfredo Toth, que integraban la banda de Charly García. Ricardo Iorio creó V8, banda metal que duraría tres años. Luego formaría Hermética y Almafuerte y se convertiría en un ídolo de los amantes del rock pesado. Los Violadores surgieron con el punk y fueron uno de los grupos que más sufrió la represión en la primera mitad de los '80. Sin dudas, 1985 fue un año de grandes discos. En 1987 explotaría el mercado del reggae cantado en inglés por bandas nacionales, espacio que Sumo ya venía frecuentando. La variedad musical de la década no puede quedar completa sin mencionar la fusión de cumbia, rock duro, tango y folclore lograda por Palo Pandolfo en Don Cornelio y la Zona y Los Visitantes. Tampoco hay que olvidar el vuelo poético y el ritmo de muchas creaciones de Man Ray, la banda de Hilda Lizarazu, o el blues de la Mississippi y Memphis. Ni el suceso de Rata Blanca, primera banda heavy de éxito masivo, o la conjunción de trash, reggae e ideología punk de Todos Tus Muertos.
El estadio de Obras Sanitarias se convirtió en el templo donde las bandas de rock debían tocar para alcanzar la consagración. Varios lograron este privilegio, dejando en el recuerdo las épocas de pequeños escenarios, censura y represión.
La disolución de Sumo tras la muerte de su líder derivó en la formación de dos grandes bandas: Divididos y Las Pelotas. Desde sus primeros conciertos crecerían en cantidad de seguidores y nivel musical. Divididos incorporó aires folclóricos a su música, consolidando una ola de apertura musical de los rockeros. Como antes lo hiciera León Gieco, desde entonces muchos se animarían a asomarse a la zamba, chacarera, vidala y hasta avanzarían sobre el tango.
La década del 90 se abrió con el éxito de nuevos grupos que pasaron a jugar en "las grandes ligas" del rock luego de mucho trajinar por el under. Con un mensaje simple y directo, el llamado "rock chabón" de las bandas suburbanas tuvo sus primeras manifestaciones. La Renga editó un casete llamado "Esquivando charcos", que ponían en venta a la salida de los recitales. El grupo aún hoy lucha por mantener el modelo de autogestión que los llevó al éxito, aunque debieron ceder parte de la comercialización de sus placas. Por otro lado, Los Brujos renovaron el panorama con su "beatcore", los shows llenos de energía y un vestuario insólito. Después de tres discos se separaron, pero dejaron la puerta abierta para la escena alternativa, por donde luego ingresaron otras expresiones como la poesía de El Otro Yo o el glamour tecno-rock de Babasónicos. Los ritmos fiesteros y las letras divertidas se instalaron de una vez y para siempre con la multitudinaria banda Los Auténticos Decadentes. Estas canciones, ideales para las fiestas, serían tomadas como ejemplo por grupos posteriores como Kapanga o La Mosca. Bersuit Vergarabat, un poco más comprometida políticamente pero también adicta a la alegría musical, editaba su primera placa en 1992. Los Piojos, surgidos en Palomar, aparecieron con sus influencias stone y del folclore rioplatense.
La película "Tango Feroz" consiguió un éxito arrollador en 1994. De su mano llegó una revalorización del viejo Rock Nacional. En las radios sonaban temas como "El oso" o "Presente", y Tanguito y Moris, entre otros, fueron conocidos por primera vez por los más jóvenes. Mientras tanto, aparecían Los Cafres con su reggae. Ese mismo año (1996) llegaba Viejas Locas, una nueva muestra de rock stone. En 1997 debutaba con una placa Catupecu Machu, de la mano del "hardcore funky", con influencias de Sumo, Spinetta y Soda. Turf ponía un pie en la escena con "Una pila de vida". Años más tarde llegarían sus primeros hits, como "Loco un poco". Ya en el siglo XXI, en el Rock Nacional la variedad de estilos sigue en pie, y hay público para todos. Los Piojos, La Renga, Bersuit y Divididos se encuentran en la cima de la masividad. Los Babasónicos introducen su cuidada estética y estilo moderno en sus cada vez más multitudinarias presentaciones. Los clásicos como Charly García, Spinetta, Pappo y Fito Páez entregan cada tanto muestras de su talento. Andrés Calamaro no para de crear, y su hermano Javier aporta lecciones de rock gitano. Las damas del rock, como Celeste Carballo, Fabiana Cantilo e Hilda Lizarazu, siguen conquistando con su voz. Últimamente, el desmembramiento de las grandes bandas es una constante: Por ejemplo, Sergio Rotman y Vicentico dejaron los Cadillacs (el primero formó Cienfuegos y luego Mimi Maura), Skay Belinson se separó de Los Redondos para grabar sus propios discos y Bahiano ya no es la voz de los Pericos. Los más nuevos se abren camino y avanzan en búsqueda de una renovación musical, como Leo García, Dancing Mood o Miranda!. Arbol se atreve a fusionar distintos estilos, y Carajo apuesta al punk rock. Otros intentan por senderos rockeros más clásicos, como Mancha de Rolando, Intoxicados, Callejeros, Los Tipitos, Estelares o El Abuelo.
"Estoy muy solo y triste acá en este mundo abandonado..." fueron las primeras palabras del Rock Nacional. La voz de Litto Nebbia pintaba un estado de ánimo. Su banda, Los Gatos, acompañaba el nacimiento de una certeza: los jóvenes podían expresar en su idioma aquello que sentían, lejos de los estribillos pegadizos e inocentes que cantaban Palito Ortega y sus compañeros. Corría junio de 1967. "La balsa", grabado en un simple junto a "Ayer nomás", vendía 200 mil copias. Meses antes Los Beatniks habían grabado "Rebelde", aunque con menor trascendencia comercial. Se abría la puerta para todo lo que vendría después. Desde Los Gatos a Babasónicos, el Rock Nacional nunca definió a una corriente musical homogénea, y mucho menos a un nivel artístico parejo. Alude a un fenómeno cultural mayoritariamente juvenil, definido por una actitud y un mensaje opuestos al establecido por la sociedad.
Tanguito, Miguel Abuelo, Moris, Pajarito Zaguri, Pipo Lernoud y hasta el mismo Sandro eran los protagonistas de la historia que surgía. Sus lugares de reunión eran pocos: El bar La Perla del Once, Plaza Francia, La Cueva. De estos ambientes fueron naciendo Los Gatos, Manal y Almendra, bandas que, con búsquedas distintas, conformaron la primera trilogía importante del Rock Nacional. Almendra, con Luis Alberto Spinetta como líder, llenaba las melodías de poesía, como con "Tema de Pototo", o el clásico "Muchacha, ojos de papel". En 1968 Miguel Abuelo y Pipo Lernoud armaron la primera formación de Los Abuelos de la Nada, banda a la que se sumaría Norberto Napolitano, más conocido como Pappo. Miguel Cantilo y Jorge Durietz idearon el dúo Pedro y Pablo y editaron el simple "Yo vivo en una ciudad". Se creó el sello Mandioca, el primero dedicado al Rock Nacional. Algunos ya veían que esta música podía ser un buen negocio.
Desde Quilmes surgía Vox Dei, banda que en 1971 grabó el primer disco conceptual: "La Biblia". La onda expansiva avanzaba, y nuevos grupos y estilos subían a escena. Entre ellos, Arco Iris, Alma y Vida y La Cofradía de la Flor Solar, artistas de La Plata que intentaron una forma de vida comunitaria. En una vertiente más dura y contestataria, surgió Billy Bond y la Pesada del Rock. En 1972 se produjeron incidentes en un recital de esta banda en el Luna Park. El rock, mirado de reojo por la sociedad que no soportaba a esos "extraños de pelo largo", no tardaría en ser perseguido por la censura y la represión. En ese marco nació Sui Generis, dúo formado por Nito Mestre y uno de los próceres del Rock Nacional: Charly García. Los jóvenes se vieron identificados en sus letras, que hablaban de las incomprensiones y prejuicios de la sociedad. Con su música ampliaron los horizontes, dando inicio a un estilo definido como rock acústico. Ya no eran necesarios los instrumentos eléctricos para transmitir el mensaje rockero. Vivencia, con letras emotivas, y Pastoral, con el muy personal estilo de Miguel Angel Erausquin y Alejandro de Michele, siguieron esta senda. Se organizó El Acusticazo, una serie de recitales con León Gieco, Raúl Porchetto, Litto Nebbia y Edelmiro Molinari, entre otros. De estos conciertos salió el primer disco de Rock Nacional grabado en vivo.
El 24 de marzo de 1976 un Golpe de Estado dio inicio al período más oscuro y sangriento de la historia argentina. Los músicos de rock, considerados "subversivos", sufrieron los embates de la dictadura militar. Muchos se vieron obligados a irse del país. Otros buscaron resistir e insistir con su arte. Ser joven era ser "sospechoso", estar asociado a "cosas raras". Para muestra basta un botón: en noviembre de 1977, el almirante Emilio Massera dio un discurso en la Universidad del Salvador, e instó a no seguir el ejemplo de los jóvenes "que se inician en el rock y derivan en la guerrilla". Escuchar rock o asistir a los pocos recitales que se hacían era un símbolo de resistencia. Para los jóvenes, la música era casi una excusa para forjar su identidad, su grupo de pertenencia. León Gieco, rockero con raíces folclóricas, fue un baluarte importante en este período. Sus canciones eran censuradas por los grandes medios, pero no podían evitar que el público siguiera sus presentaciones.
El genio de Charly García hizo un aporte fundamental, acompañado por excelentes músicos. Con David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro formó Serú Girán, banda que muchos definieron como "Los Beatles argentinos". Sus letras lograron gambetear la censura del terrorismo de Estado. Con sutileza, energía e ingenio, las canciones de Serú se convirtieron en himnos para la juventud. Pappo fundó el grupo Riff, con un perfil de rock más pesado que Pappo's Blues, su anterior banda. En La Plata nacía Virus, una expresión new wave de los hermanos Federico y Marcelo Moura. En Mendoza debutaban Los Enanitos Verdes. Otros protagonistas de esos años que pisaban los '80 eran Spinetta Jade, Suéter, Dulces 16, Ariel Prat y su Banda Elástica, Rubén Rada, Alejandro del Prado y Solopororó, liderado por Alejandro Lerner. Había música para todos los gustos en los circuitos de bares y recitales, pero las radios le daban la espalda. Hasta que una locura militar le abrió una puerta inesperada al Rock Nacional.
La Guerra de Malvinas de 1982 trajo consigo la prohibición de pasar música anglosajona por las radios. Los programadores recurrieron entonces a las grabaciones de artistas argentinos. Fue el empujón clave para que el gran público conociera a todas esas expresiones jóvenes que en su momento marginaban. El 16 de mayo de 1982 se organizó en Obras Sanitarias el Festival de la Solidaridad Latinoamericana, para juntar ropa y alimentos para los soldados que combatían en Malvinas. Más de 60 mil personas estuvieron en el estadio, y muchos más siguieron las transmisión en vivo del concierto de Gieco, Spinetta, Mestre, Rada, García y Lebón (estos dos últimos ya habían desarmado Serú Girán en marzo), entre otros. La era de la masividad había llegado.
El fracaso en Malvinas marcó el comienzo del fin para la dictadura militar, con su consecuente apertura política e ideológica. El Rock Nacional, ya instalado, comenzó a crecer en cantidad y calidad de bandas. Los nuevos se sumaban a los clásicos, y el panorama se amplió. De Rosario llegó Juan Carlos Baglietto con su aire trovador. En su banda estaban nada menos que Fito Páez, y otros talentos como Silvina Garré y Rubén Goldín. Los Twist, liderados por Pipo Cipollatti, fueron los iniciadores de una corriente musical fresca, divertida, con letras bailables simples y alejadas de la canción contestataria de años atrás. Miguel Abuelo volvió al país y rearmó Los Abuelos de la Nada, esta vez con Andrés Calamaro, Daniel Melingo, Cachorro López, Polo Corbella y Gustavo Bazterrica. Todos componían y cantaban en esa banda que se aprovechaba del pop, funk y reggae. El under tenía dos referentes importantes que con el tiempo llegaron a la cima: Sumo y Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota. Luca Prodan y el Indio Solari lideraban estas bandas que alcanzaron estatura de mito. Sus seguidores se definían como "gente del palo", y criticaban la ideología "comercial" de los grupos masivos.
Uno de los grupos más importantes del Rock Nacional grabó su primer disco en 1983. Definidos peyorativamente como "modernosos", los Soda Stereo dieron ese año su primer paso hacia el éxito. Comenzando con pop-rock para luego experimentar con otros sonidos e influencias, destrozarían las críticas y crecerían en popularidad disco tras disco.
En el año 1984 nació el éxito para GIT, un trío formado por Pablo Guyot, Willy Iturri y Alfredo Toth, que integraban la banda de Charly García. Ricardo Iorio creó V8, banda metal que duraría tres años. Luego formaría Hermética y Almafuerte y se convertiría en un ídolo de los amantes del rock pesado. Los Violadores surgieron con el punk y fueron uno de los grupos que más sufrió la represión en la primera mitad de los '80. Sin dudas, 1985 fue un año de grandes discos. En 1987 explotaría el mercado del reggae cantado en inglés por bandas nacionales, espacio que Sumo ya venía frecuentando. La variedad musical de la década no puede quedar completa sin mencionar la fusión de cumbia, rock duro, tango y folclore lograda por Palo Pandolfo en Don Cornelio y la Zona y Los Visitantes. Tampoco hay que olvidar el vuelo poético y el ritmo de muchas creaciones de Man Ray, la banda de Hilda Lizarazu, o el blues de la Mississippi y Memphis. Ni el suceso de Rata Blanca, primera banda heavy de éxito masivo, o la conjunción de trash, reggae e ideología punk de Todos Tus Muertos.
El estadio de Obras Sanitarias se convirtió en el templo donde las bandas de rock debían tocar para alcanzar la consagración. Varios lograron este privilegio, dejando en el recuerdo las épocas de pequeños escenarios, censura y represión.
La disolución de Sumo tras la muerte de su líder derivó en la formación de dos grandes bandas: Divididos y Las Pelotas. Desde sus primeros conciertos crecerían en cantidad de seguidores y nivel musical. Divididos incorporó aires folclóricos a su música, consolidando una ola de apertura musical de los rockeros. Como antes lo hiciera León Gieco, desde entonces muchos se animarían a asomarse a la zamba, chacarera, vidala y hasta avanzarían sobre el tango.
La década del 90 se abrió con el éxito de nuevos grupos que pasaron a jugar en "las grandes ligas" del rock luego de mucho trajinar por el under. Con un mensaje simple y directo, el llamado "rock chabón" de las bandas suburbanas tuvo sus primeras manifestaciones. La Renga editó un casete llamado "Esquivando charcos", que ponían en venta a la salida de los recitales. El grupo aún hoy lucha por mantener el modelo de autogestión que los llevó al éxito, aunque debieron ceder parte de la comercialización de sus placas. Por otro lado, Los Brujos renovaron el panorama con su "beatcore", los shows llenos de energía y un vestuario insólito. Después de tres discos se separaron, pero dejaron la puerta abierta para la escena alternativa, por donde luego ingresaron otras expresiones como la poesía de El Otro Yo o el glamour tecno-rock de Babasónicos. Los ritmos fiesteros y las letras divertidas se instalaron de una vez y para siempre con la multitudinaria banda Los Auténticos Decadentes. Estas canciones, ideales para las fiestas, serían tomadas como ejemplo por grupos posteriores como Kapanga o La Mosca. Bersuit Vergarabat, un poco más comprometida políticamente pero también adicta a la alegría musical, editaba su primera placa en 1992. Los Piojos, surgidos en Palomar, aparecieron con sus influencias stone y del folclore rioplatense.
La película "Tango Feroz" consiguió un éxito arrollador en 1994. De su mano llegó una revalorización del viejo Rock Nacional. En las radios sonaban temas como "El oso" o "Presente", y Tanguito y Moris, entre otros, fueron conocidos por primera vez por los más jóvenes. Mientras tanto, aparecían Los Cafres con su reggae. Ese mismo año (1996) llegaba Viejas Locas, una nueva muestra de rock stone. En 1997 debutaba con una placa Catupecu Machu, de la mano del "hardcore funky", con influencias de Sumo, Spinetta y Soda. Turf ponía un pie en la escena con "Una pila de vida". Años más tarde llegarían sus primeros hits, como "Loco un poco". Ya en el siglo XXI, en el Rock Nacional la variedad de estilos sigue en pie, y hay público para todos. Los Piojos, La Renga, Bersuit y Divididos se encuentran en la cima de la masividad. Los Babasónicos introducen su cuidada estética y estilo moderno en sus cada vez más multitudinarias presentaciones. Los clásicos como Charly García, Spinetta, Pappo y Fito Páez entregan cada tanto muestras de su talento. Andrés Calamaro no para de crear, y su hermano Javier aporta lecciones de rock gitano. Las damas del rock, como Celeste Carballo, Fabiana Cantilo e Hilda Lizarazu, siguen conquistando con su voz. Últimamente, el desmembramiento de las grandes bandas es una constante: Por ejemplo, Sergio Rotman y Vicentico dejaron los Cadillacs (el primero formó Cienfuegos y luego Mimi Maura), Skay Belinson se separó de Los Redondos para grabar sus propios discos y Bahiano ya no es la voz de los Pericos. Los más nuevos se abren camino y avanzan en búsqueda de una renovación musical, como Leo García, Dancing Mood o Miranda!. Arbol se atreve a fusionar distintos estilos, y Carajo apuesta al punk rock. Otros intentan por senderos rockeros más clásicos, como Mancha de Rolando, Intoxicados, Callejeros, Los Tipitos, Estelares o El Abuelo.
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